Desarrollo motor:
Una de las principales características lo
constituyes los movimientos repetitivos o estereotipias (balanceos hacia
delante y hacia atrás, agitar sus brazos y piernas, mostrar repetidamente la
misma expresión facial, etc.) sobre todo en momentos en que está especialmente
ansioso o imerso en alguna experiencia sensorial. Algunos niños pueden llegar a
autolesionarse como extremo de la conducta autoestimuladora.
Desarrollo del
lenguaje y comunicación: Un porcentaje importante de niños
autistas no adquieren nunca ningún tipo de habla funcional. Pueden llegar a
tener lenguaje espontaneo o limitarse solo a realizar repeticiones de palabras
y expresiones que oyen. Del mismo modo, no se comunican normalmente de forma no
verbal, no usan los gestos de la misma manera que otros niños, no señalan
objetos que quieren, etc.
Desarrollo
social: Ausencia de determinados comportamientos a la edad
adecuada, como levantar los brazos cuando los padres van a cogerlos, poca reacción
a la voz de la madre, faltas de conducta de apego, etc. En estos niños es típica
la evitación del contacto ocular. Hay una incapacidad de predecir lo que harán otras
personas y de adaptar su conducta a la de los otros; y no interpretan los
sentimientos de otras personas a partir de su comportamiento verbal.
Desarrollo
perceptivo: Pueden mostrarse indiferentes al dolor o al
frío, actuar como si no experimentaran ruidos, olores o contactos; mirando
fijamente cualquier objeto; o manifestar reacción de miedo desorbitado ante
determinados objetos cotidianos a la vez que no parecen conscientes de sucesos
que resultarían aterradores para un niño normal.
Desarrollo
cognitivo: Muestran dificultades en la imitación de
acciones de otras personas, así como en la interpretación de las mismas y no
utilizan el juego simbólico, quizá por la dificultad de dar sentido a las
situaciones y abstraer un significado de ellas.
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